La gastronomía de Málaga es mediterránea y andaluza sobre todas las cosas y tiene un protagonista indudable: el pescaíto frito, con los boquerones vitorianos con limón a la cabeza. Además de adobo, rosada, pescadillas, chopitos, calamaritos o chanquetitos (hoy protegidos y prohibidos). También son muy populares las almejas, las coquinas o las conchas finas, y las gambas cocidas o a la plancha.
El gazpacho y el ajoblanco (una bebida de harina de habas y ajo típica del verano), las morcillas de muchas variedades (dulces o de arroz, las mejores) y los boquerones en vinagre son muy típicos también. Estos últimos, confundidos por algunos como anchoas, es una forma tradicional de macerar el pescado y aliñarlo con aceite de oliva virgen, ajo y perejil. Claro ejemplo de la sencillez de la cocina malagueña de toda la vida, a la que se les unen platos de vanguardia más sofisticados y de fusión gracias a la multiculturalidad de la ciudad.
La provincia de Málaga, con zonas como la comarca de la Axarquía, Antequera o los Montes, ha aportado otras ricas recetas como el gazpachuelo (sopas de mayonesa), la porra antequerana (gazpacho de cuchara con taquitos de jamón, que viene a ser el salmorejo cordobés) o las berenjenas fritas con miel negra. De Ronda llegan platos como el rabo de toro a la rondeña o el choto al ajillo. Todo ellos, sabiamente acompañados de vinos que alargan la vida.
Cualquier visita a Málaga debe incluir una visita a El Pimpi (Granada, 62), la bodega más típica de la ciudad, por donde ha pasado la flor y nata local y foránea. Prueba de ello son las barricas firmadas por personalidades como James Bond (perdón, Sean Connery) o Lola Flores. Ahí es nada. Es el lugar perfecto para dejarnos ver y recuperar fuerzas a base de sus magníficos quesos y jamones. Ojo, está lleno de turistas. Es el precio que debemos pagar en los sitios típicos.
El Tintero, un emblema de la ciudad en el paseo marítimo de El Palo. Se trata de algo más que un chiringuito, es un emblema de la ciudad (si bien últimamente es bastante turístico) donde los camareros desfilan con el pescado y el marisco que va saliendo de la cocina, lo pregonen con toda su gracia y la gente desde las mesas lo reclama como si de una subasta se tratase. El precio puede resultar algo elevado, pero la experiencia es divertida para ir en grupo o familia.
Entre los más locales más exquisitos de la ciudad hay que nombrar el Café de París, y en el Muelle Uno una de las estrella michelín de Málaga capital, ambos con el creador José Carlos García a la cabeza.
En el Paseo Marítimo Picasso en la Malagueta, el Adolfo con su laureada porra de bogavante, y el antiguo Merendero de Antonio Martín. En la zona, entre los clásicos, también cuentan el 7 de julio y el Sal Gorda de la familia del torero malagueño Javier Conde.
De tapas por el casco antiguo.
Dirigiendonos hacía Calle Granada, la Casa del Piyayo y La Campana son dos de las mejores apuestas clásicas para tapas y pescado, y la ubicación no puede ser más buena. El Garum de calle Alcazabilla es otra excelente
Si queremos una línea de fusión con lo oriental, está el restaurante Asako (Carretería, 96) que ofrece cocina japonesa con un toque local de la mano de Alejandro Salido. Carrillada de cerdo ibérico al aroma de sichuan, o el secreto ibérico al misozuke con arroz frito japonés.
Y en la zona oeste de Málaga donde debemos cojer un servicio de transporte, el Mesón Agustín, (Avenida Moliere, 25) y especialidad en cordero lechal y mollejas. Por allí también es famosa la Marisquería Santa Paula .
Postres:
La ciudad presume de una gran tradición pastelera y de helados artesanos para tomar por la calle o regalar. Decir Málaga es también decir La Canasta , una empresa de panadería y repostería (con cafetería en su mayoría) con 13 tiendas que destacan por la calidad de sus productos: panes de muy variados tipos, helados artesanales, delicias saladitas y pasteles con alma (la central en Avda. de la Aurora , 61)..
Lepanto (en calle Larios y con finca propia en los Montes para grandes celebraciones llamada el Señorío de Lepanto), toda una institución en la ciudad, con catering. Sumamos a la lista también Pathelin haciendo esquina con el mercado de Atarazanas, muy cerca de nuestros apartamentos Halcyons Days.
Como heladerías, un clásico en la misma Calle Larios Casa Mira (Larios, 5) se lleva la palma sin duda. Pero para los más atrevidos en los gustos culinarios está La Veneciana (Avda. de la Aurora , 10), con sabores como el helado de gazpacho, la tortilla de patatas o los boquerones en vinagre.
Siempre podremos volver a pie y descansar de unas merecidas vacaciones en Halcyon Days.
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